Discurso Juan de Dios Vacas

Hace más de 22 años, la Asociación de Antiguos Alumnos Maristas de Jaén-ADEMAR-, puso de manifiesto su deseo de rendir un homenaje de agradecimiento a la institución marista y especialmente a los educadores y educadoras, religiosos y seglares, del Colegio “Santa María de la Capilla”, en el que nos hemos educado numerosos jiennenses. Para ello, se puso manos a la obra y recogió más de 5.000 firmas pidiendo al Ayuntamiento, la concesión del nombre a una calle, avenida, parque o plaza, en favor de la institución marista presente en nuestra ciudad desde el año 1930 al año 1936 en una primera época y posteriormente desde 1952 hasta la actualidad.
Esta petición se concretó en el año 1995, antes de las elecciones municipales, que se celebraron el 28 de mayo, con la aprobación en Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Jaén del nombre del parque, en el que hoy nos encontramos, como Parque Marcelino Champagnat, por aquel entonces Beato.
A partir de ese momento, esta Asociación se propone la idea de enriquecer el mismo con un monumento, hecho realidad el 22 de diciembre de 1996, fecha de su inauguración por el Excmo. Alcalde de Jaén, D. Alfonso Sánchez Herrera, concejal que en su día apoyó la iniciativa de ADEMAR.
El monumento fue costeado por suscripción popular entre antiguos alumnos, profesores, padres, alumnos del colegio y jiennenses anónimos, así como otras comunidades educativas de los distintos colegios maristas de España, organismos e instituciones locales.
El mismo mide 1,80 m, sin contar la peana, posible estatura de San Marcelino Champagnat. Bajo su busto, la columna inclinada (forma troncocónica para asemejar que el Santo se encuentra andando), representa su cuerpo. Muestra a un grupo que señala el camino de la infancia y de la juventud y fue esculpido en bronce a la cera fundida y con piedra natural por el imaginero sevillano Juan Delgado Martín-Prat y fundido en la fundición “Formas Múltiples” de Mairena del Aljarafe.
La composición nos invita a avanzar fraternalmente unidos hacia el mismo fin “todo a Jesús por María, todo a María por Jesús”. En un primer término una niña lleva tres violetas que simbolizan las tres virtudes maristas,  Humildad, Sencillez y Modestia. A su derecha otro niño representa la caridad y la labor educativa. Y a la izquierda, otro niño mayor, da la mano para seguir. En definitiva, el conjunto escultórico es una llamada a la fraternidad.
Hoy 18 de abril de 2017, celebramos el décimo octavo aniversario de la canonización de San Marcelino Champagnat, por su Santidad el Papa Juan Pablo II, en una solemne Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, con la presencia de miles de personas, entre ellos numerosos miembros de la Familia Marista. Y lo hacemos aquí, mirando hacia el colegio y con la certeza de que este espacio de dominio público por dónde transitan peatones, juegan los niños o circulan los vehículos, lleva el nombre de un Santo, de un apóstol de la juventud, cuyo padre ya conoció lo que significaba ser Alcalde y regir los destinos de un pueblo o una ciudad, sufriendo durante la Revolución Francesa por defender y favorecer la religión. Hoy miramos desde este monolito, un testimonio más de su lucha incansable por educar en la fe cristiana a los jóvenes, la realidad de un colegio que forma parte de una institución que no paró de crecer desde las 40 casas que existían, tras su muerte, a las casi 900 de la actualidad con más de 6.000 religiosos de muy diversos países y otros tantos miles de seglares.

 

Juan de Dios Vacas.

 

Discurso Juan de Dios Vacas